– Resumen:
Las pacientes anoréxicas o bulímicas tienden a ser particularmente vulnerables a los mensajes acerca de estar a dieta, que ofrecen la promesa de tomar el control de la vida de si mismas mediante alteración de la estética corporal o culto al cuerpo.
– Desarrollo:
Muchos miles de esfuerzos para estar a dieta son sin duda iniciados y abandonados, sin más efecto que una pequeña cantidad de gasto mental y material.
No obstante, la mujer anoréxica o bulímica se adhiere al estar a dieta con un fin distinto: darle una dirección a su vida, borrar un dolor emocional, resolver un problema de identidad.
Una vez más volvemos a la idea de defender un trastorno extraído del repertorio de conductas a las cuales una cultura concede gran valor.
La complejidad de la anorexia nerviosa y bulimia ha llevado a muchos a ser muy cautelosos acerca de la posible excesiva simplificación del punto de vista de que todo se reduce simplemente a un excesivo estar a dieta.
No obstante, una importante y notable serie de estudios ha sugerido que las consecuencias de estar a dieta, en particular cuando es llevado al extremo, pueden ser lo suficientemente perniciosas para justificar muchos de los síntomas de los trastornos de la ingesta de comida.
Se sugiere que las que no están a dieta regular su apetito de acuerdo con señales normales de saciedad, pero las que están a dieta, crónicamente privadas.
Éstas,contrarregulan, es decir, el control normal de su ingesta de comida por señales fisiológicas de hartazgo está un poco alterado por los efectos crónicos de estar a dieta.
El efecto es cognitivo, no necesariamente fisiológico: no es tanto lo que la que está a dieta ha comido, como lo que piensa acerca de lo que ha comido lo que desencadena el atracón por desazón.
En las que están a dieta, la ingesta de comida desinhibida es desencadenada por un estado de ánimo amenazador, la ingesta de alcohol, o la elevación del estrés emocional.
Todos éstos son desencadenantes comunes del atracón de comida entre las bulímicas.
Esto se corresponde muy bien con los informes de la mayor parte de las bulímicas de que su atracón de comida típicamente tiene lugar cuando están a solas, y es mucho menos probable que se produzca en presencia de otros.
La visión común en la cultura es que comer en exceso es lo que hace necesario estar a dieta, sino que estar a dieta provoca el atracarse.
Esto es sumamente importante, en particular para dar cuenta de la oscilación de las bulímicas del atracón a la inanición.
Quizás es menos útil para dar cuenta de la anorexia nerviosa, excepto por el hecho de que cuanto más tiempo una paciente permanece anoréxica (es decir, contenida), más probable es que desarrolle la caótica desregulación de la ingesta de comida típica de la bulimia.
– Conclusiones:
Es el rechazo a mantener el peso corporal igual o por sobre el mínimo normal considerando la talla y la edad, dando como resultado un peso inferior al 85% del esperable.
Además existe un miedo intenso a ganar peso o convertirse en obeso con alteración de la percepción de la propia imagen, esta distorsión les lleva a verse a si mismas (alta predominancia en mujeres adolescentes) como gruesas o gordas.
Negando el peligro que comporta el bajo peso corporal; si se prolonga esta situación y progresa se puede llegar a la ausencia de la regla (ciclo menstrual).
Puede ser de dos tipos : restrictivo, cuando se recurre solo a una vigilancia estricta de la ingesta con o sin aumento del ejercicio o de tipo compulsivo purgativo si se recurre a purgas como provocación del vómito, laxantes, etc.
Esta claro que tratar el problema solo como una influencia ambiental en un medio en que la imagen de delgadez se ve como positiva sería una simplificación.
Es importante la personalidad previa y ciertas características como el perfeccionismo, una baja autoestima, una alteración o dificultad elevada para expresar o reconocer y describir sus propios sentimientos, (alexitimia).
Esto se traduce en una inhabilidad para identificar su estado emocional centrando su atención en lo externo o en lo físico, trastornos en la empatía (capacidad de ponerse en el lugar de los demás).
Todo lo anterior son factores de riesgo para la anorexia nerviosa sin olvidar el tipo de relación familiar con su estilo de comunicación que puede ser inadecuado.
La actividad física destinada en un principio a perder peso, con el tiempo se torna compulsiva y escapa al control de la paciente, al tiempo que disminuye el apetito llegando a un punto de malnutrición, con peligro vital.
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