Obesidad y Síndrome Metabólico

– Introducción:

Reaven y colaboradores, en 1988, describieron por primera vez el síndrome metabólico como la asociación entre la hipertensión arterial, la dislipemia, la diabetes mellitus tipo 2 y otras anormalidades metabólicas asociadas a un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares en adultos.

Desde la definición ha sufrido múltiples modificaciones hasta la actual, que contempla la asociación de tres o más de los siguientes factores:

Obesidad abdominal:

perímetro de cintura > 102 cm.

perímetro de cinturas mujeres > 88 cm.

Triglicéridos > 150 mg/dl.

Colesterol HDL:

hombres < 40 mg/dl.

mujeres < 50 mg/dl.

PA: > 130/85 mmHg.

Glucosa en ayunas > 110 mg/dl.

Los cambios en los hábitos de vida en el mundo desarrollado en los últimos años ha propiciado que sea más frecuente la prevalencia del sobrepeso y la obesidad en la infancia y adolescencia, con las consecuencias negativas en la vida adulta sobre el aparato cardiovascular, e incluso el desarrollo de diabetes mellitus tipo 2 en edades tempranas.

Se ha demostrado que la obesidad es la causa más frecuente de resistencia a la insulina. El síndrome metabólico obtuvo un predominio del 6,8% entre adolescentes con sobrepeso y 28,7% entre adolescentes obesos. La obesidad en la infancia y la adolescencia ha aumentado en los últimos años.

Existe una relación con la resistencia a la insulina, cada componente del síndrome empeora con la resistencia a la insulina. Cada componente del síndrome empeora con la severidad de la obesidad, y es independiente respecto a la edad, el sexo y el estado puberal.

De hecho, se manifiesta una asociación entre diferentes grados de obesidad y síndrome metabólico, y un aumento en el predominio del síndrome en correlación con una acentuación en la resistencia insulínica.

Respecto a los parámetros plasmáticos, la PCR es un biomarcador utilizado para demostrar inflamación, la IL-6 también parece ser un marcador de inflamación; y la adiponectina es un marcador de la sensibilidad a la insulina y se cree que está implicado en la prevención de las placas de ateroma.

Entre los datos obtenidos se halló una concomitancia entre elevados niveles de PCR y diferentes grados de obesidad, no así entre aumentos de la PCR y distintas gradaciones de resistencia a la insulina (estos datos sugieren que podría existir una inflamación subyacente que actúa como factor adicional).

Los niveles disminuidos de adiponectina se asocia con el grado creciente de obesidad y con el grado de insulinorresistencia, y de manera inversamente proporcional con los niveles de PCR.

La IL-6 (una citocina inflamatoria) se correlaciona con el grado de obesidad y con el aumento de la PCR, pero no con la resistencia insulínica.

Obesidad en Niños y Adolescentes:

Aquí hacemos referencia al progresivo aumento de la obesidad en la infancia, con las consecuencias negativas cardiovasculares durante la edad adulta.

Mediante variaciones en el grado de obesidad, la relación con la resistencia insulínica y los niveles plasmáticos de proteína C reactiva (PCR), interleukina 6 (IL-6) y adiponectina.

Los valores de glucosa, insulina, resistencia a la insulina, triglicéridos, PCR, IL-6, presión arterial sistólica e intolerancia a la glucosa, aumentaron con el incremento de la obesidad, mientras que los niveles plasmáticos de colesterol HDL y adiponectina disminuyeron.

El porcentaje de sujetos con intolerancia a la glucosa aumenta directamente con la severidad de la obesidad en todos los grupos raciales. Además, se ha observado una fuerte asociación entre obesidad y síndrome metabólico.

Casi el 50% de los sujetos con obesidad severa presentan el síndrome metabólico.Por otra parte más del 50% de los obesos con IMC, mayor de 30 sufren disfunción eréctil y la mayoría son subfértiles.

Se realizó seguimiento a 77 sujetos incluidos en el estudio en un intervalo de tiempo de 21,5 – 10,5 meses, encontrándose que 8 individuos que habían desarrollado intolerancia a la glucosa en una primera fase presentaban diabetes mellitus tipo 2.

Además los niveles de PCR, un factor de inflamación inéspecifico; se correlacionaron con el grado de obesidad y los niveles de adiponectina disminuyen con el creciente aumento de la obesidad.

Numerosos estudios se centran en este momento sobre la relación del sobrepeso y la obesidad, con la resistencia a la insulina y el desarrollo del síndrome metabólico, debido a la rápida progresión hacia la diabetes mellitus tipo 2 y eventos cardiovasculares adversos tempranos en la vida adulta.

Es de vital importancia la necesidad de un buen control metabólico, promoviendo la realización de ejercicio físico, abandono de la vida sedentaria y mejora en la ingesta dietética para evitar que este problema se convierta en una epidemia de enfermedades cardiovasculares y disfunciones sexuales, como la falta de libido.

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