Sexualidad y Hormonas

-Resumen:

La importancia de la hormonas en cuanto a la actitud sexual es fundamental, la motivación sexual está influenciada por las hormonas como la testosterona, estrógeno, progesterona, oxitocina y vasopresina
Sin embargo, individuos genéticamente varones y cuyos sistemas endocrinos funcionan correctamente, la conducta sexual manifiesta es la del sexo opuesto y esta circunstancia también se da en mujeres demostrando que la conducta sexual puede ser independiente de las hormonas.

-Discusión:

Hoy se acepta que las hormonas sexuales se destacan por la importancia que tienen en el el funcionamiento sexual humano, y que es más notable y hasta podría decirse, crítica, en el periodo fetal.
Además se constituyen en agentes terapéuticos indispensables en algunos casos clínicos de desajustes sexuales.
El andrógeno, en su carácter de hormona sexual masculina, tiene una acción masculina destacada en la etapa fetal. Su presencia o ausencia determina que en esta etapa, el feto se masculinice o feminice.
Tiene acción además sobre la conducta específica en ambos sexos. Es la hormona que aumenta la necesidad sexual tanto en hombres como en mujeres, y a su vez ejerce efectos conductuales no sexuales en ambos.
En ausencia del andrógeno todos los fetos se transforman en hembras, tanto en su constitución anatómica como en la conducta que posteriormente presentarán.
Por lo tanto, si el andrógeno no se halla presente en la vida intrauterina, o bien sí, existiendo, su acción se encuentra inhibida, los genitales serán femeninos como también, será la conducta posnatal.
Por el contrario, si el andrógeno se encuentra activo en los momentos críticos de la diferenciación sexual, los genitales masculinizaran y la impregnación de ciertas partes del sistema nervioso central que tiene relación con la conducta sexual que desarrollará ese individuo a partir de su nacimiento, seguirá una línea masculina.
Aunque las investigaciones demuestran todo lo dicho anteriormente no se debe restar importancia a las influencias que tiene el medio ambiente sobre la futura conducta sexual de la persona.
Se sabe que aun cumpliéndose debidamente todas las etapas del desarrollo fetal, el individuo puede tener una conducta distinta a su sexo biológico por la influencia que sobre el aprendizaje de los roles hombre-mujer, se ejercen en la familia y la sociedad.
Por eso no debería hablarse de desarrollo psicosexual solamente-como se venía haciendo, sino de diferenciación psicosexual, como proponen Money y Ehrhardt.
Esto resulta más acorde con la realidad ya que el desarrollo psicosexual es una parte del proceso de identidad de género que sigue al desarrollo embrionario fetal.
Hablar de genético y ambiental como dos cosas separadas carece de sentido y deben considerarse unidas.
Genético=desarrollo embrionario fetal
Ambiental=desarrollo psicosexual
Genético+ambiental=diferenciación psicosexual
Existe una norma genética que marca al feto como macho o hembra, pero para que esto se cristalice en hombre o mujer se necesita un ambiente adecuado.
Existe un programa genético cuya base es el dimorfismo XX o XY, lo cual constituye un programa filogenéticamente estructurado. este puede alterarse por diversas causas, entre las que podemos reconocer:
-pérdida de un cromosoma (45, XO), Síndrome de Türner
-aumento de un cromosoma (47,XXY),Síndrome de Klinefelter
-disminución o aumento de las hormonas maternas circulantes
-afecciones virales
-traumatismos intrauterinos
-toxicosis
-deficiencias nutricionales, drogas…
-traumatismo de parto, 
etc.
El programa biográfico social deja su sello sobre el individuo en forma tan sólida como lo hace el genético. Debe tenerse en cuenta que el aparato reproductor es sexualmente dimorfo, pues hay una forma femenina y otra masculina de este aparato, en sentido del desarrollo embrionario.
De la misma manera, el posterior desarrollo psíquico evidencia un dimorfismo sexual, una forma de pensar y de conducirse que constituye lo femenino y lo masculino.
Este programa arranca de la unión del cromosoma X de la madre con el X o Y que procede del padre. Las combinaciones que surjan de esta unión –XX o XY– señalan el camino que ha de seguir el feto en su diferenciación de la identidad de genero.
El programa pasa luego a la gónada indiferenciada del feto, que en presencia del cromosoma Y dará lugar a la formación de un testículo.
En ausencia del cromosoma Y la pregónada se desarrollará como ovario.
A partir de este momento los cromosomas dejan de tener acción en el proceso de identidad de género. Durante el desarrollo embrionario, si la gónada primordial debe transformarse en testículo, comienza a diferenciarse como tal a partir de la 6ª semana de gestación.
Esto significa que ocurre seis semanas antes del momento en que debería producirse la diferenciación ovárica, lo cual tiene lugar en la 12ª semana de gestación.
La gónada ya definida como testículo u ovario pasa el programa a sus propias secreciones hormonales.
Conviene destacar que las gónadas no son las que determinan cual será el destino de los esbozos que constituyen los elementos genitales (cuerpos Wolff y de Müller), sino que el desarrollo de estas estructuras se realiza a través de las hormonas que segrega la gónada.
En realidad, y para ser más exactos, esto está en relación con la secreción hormonal del testículo.
En ausencia de hormona fetal masculina el aparato reproductor se estructura como femenino. Estas secreciones que provienen del testículo fetal no solamente dan definición a los genitales sino que también actúan sobre centros hipotalámicos, configurando ciertos aspectos de la futura conducta sexual.
Se debe señalar que la hormona fetal es responsable del dimorfismo genital y del dimorfismo cerebral.
En relación al dimorfismo genital, en el periodo posnatal el programa pasa a los adultos que están en relación con el recién nacido y que son los que asignan el sexo, como niña o niño, a través de un proceso reaprendizaje.
Correlativamente, el individuo se va reconociendo también como niño o niña, por la visualización de sus propios genitales.
El sexo de crianza surgido de la conducta de los demás, junto con la aceptación por parte del infante de su esquema corporal, se une a los rasgos de conducta que derivan de la imprimación hormonal del hipotálamo.
La unión de estos tres elementos del programa determinan la identidad de Género Juvenil.
La aparición de la pubertad agrega un nuevo sentido al programa. la hormona puberal, es decir, los niveles hormonales que aparecen en esta época y condicionan los cambios corporales, es responsable de un erotismo puberal y de una morfología puberal. De este modo, surge la Identidad de Género Juvenil.
Con el desarrollo puberal, posteriormente, deviene la Identidad de Género Adulta.
Esto es, la vivencia de si mismo y de la conducta que condiciona la propia individualidad, como hombre o mujer.

-Conclusiones:

La impregnación hormonal del cerebro en el periodo fetal parece tener importancia en la conducta sexual que posteriormente tendrá el individuo.
Se acepta un dimorfismo sexual cerebral en sentido de que habría una manera de actuar típicamente femenina y otra típicamente masculina.
Igualmente, debemos tener en cuenta que el aprendizaje que acontece en el periodo postnatal puede cimentar estas líneas directrices de conducta sexual o bien modificarlas.
Lo cual quiere decir, es que el valor de las hormonas fetales no solamente está en relación con las estructuras genitales, sino que además alcanza al sistema nervioso central.
Como sabemos la actividad del eje hipotálamo-hipófisis-gónadas es cíclico en las mujeres y acíclico en el hombre.
El hecho, que se de en uno u otro sentido, está determinado por la presencia de andrógenos en un determinado periodo.
La androgenización es máxima desde el nacimiento hasta el quinto día, a partir de ahí, va disminuyendo hasta el décimo día, condicionando la aciclicidad hipotalámica en el varón.
Finalmente debemos decir que, los efectos que las hormonas producen en el periodo prenatal, se observa que lo opuesto al andrógeno no es el estrógeno, sino la ausencia de andrógeno o la inactividad de éste.

Referencias:

-Money and Ehrhardt, 1982-Desarrollo de la sexualidad humana (Diferenciación y dimorfismo de la identidad de género).Ediciones Morata, (1982).
-[Lee et al., 2006]P. Lee, C. Houk, F. Ahmed, I. Hughes.
Consensus Statement on Management of Intersex Disorders.
Pediatrics, 118 (2006), pp. e488-e500.
Keywords:
sexualidad y hormonas, identidad de género y hormonas, trastornos intersexuales y hormonas, dimorfismo y sexualidad, aciclicidad hipotalámica y hormonas, dimorfismo genital, dimorfismo cerebral, ausencia de andrógeno y sexualidad, testículo y embrión, sexo genético y sexualidad, diferenciación psicosexual y sexualidad, motivación sexual y hormonas, conducta sexual genes.